Volume 2

Recuerdos de mi vida / Por el doctor Juan Santos Fernández.

  • Santos Fernández, Juan, 1847-1922.
Date:
1918-1920
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Credit: Recuerdos de mi vida / Por el doctor Juan Santos Fernández. Source: Wellcome Collection.

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    virtual desenvolvimiento de la’ inteligencia y de sus frutos. Estos, sólo se utilizan, después por ese mismo mercantilismo que desdeña la lides del espíri¬ tu, cuando estas terminan por pasar a la industria, al comercio y a la vida en general, cual sucede con lo que constituye hoy el sorprendente progreso del si¬ glo en marcha. Explicada ya la causa de la escasa concurencia a la inauguración de la Academia de Artes y Letras, intentaremos ocuparnos de lo que se refiere aí traje que debe llevarse en las reuniones que se celebran por los cultivadores de la ciencias, las letras y las ar¬ tes, pues el señor Aramburu deplora que el traje de etiqueta exigido en ellas aleje a los hombres modes¬ tos que no puedan tener un frac, una levita inglesa o un smoking, o que no quieren usar esas prendas de vestir, tan caprichosas como todo lo que se refiere a la indumentaria, sin referirnos a la de la mujer, por¬ que desde antiguo la ingénita coquetería del sexo fe¬ menino, raya casi en lo ridículo; sólo el culto que le tributamos, porque de él proceden nuestras madres, nos hacen tolerables esos delirios, con la esperanza de verlos mitigados por un término medio razona¬ ble. No es exacto hasta cierto punto, que las Socie¬ dades o Academias a que nos referimos, exijan el frac o la levita inglesa, como traje indispensable para asistir a sus conferencias u otras fiestas de la inteli¬ gencia. Ni siquiera es condición indispensable para ocupar la mesa o la tribuna, pues en ningún regla¬ mento se consigna. La Sociedad Económica de Amigos del País, la más antigua de nuestras Corporaciones, y la Acade¬ mia de Ciencias que pasa de media centuria, tiene sus puertas abiertas para el público, lo mismo en las solemnes, sin otra exigencia que tener un traje lim¬ pio, porque la suciedad no es atributo de la pobreza, ni de falta de recursos; sino del abandono personal que en algunos individuos sin ser del pueblo y sin ser ignorantes, llega a lo indecible por un mentalismo especial.